domingo, 31 de octubre de 2010

"El Oficial"

El estadio Atenas de La Plata fue ayer lugar en donde los fanáticos de la banda uruguaya "No te Va gustar" pudimos disfrutar del último show, por este año, en nuestro país. Dos horas y cuarto apróximadamente fue lo que esta banda le dedicó anoche a su público. Todo el recital de la misma manera, la gente cantando con la misma energía. Pero hubo un momento especial.
"Hace un rato con los chicos decidimos tocar este tema que hace rato que no lo tocamos", dijo Emiliano Brancciari, la voz del grupo, en la mitad del recital. La gente se miró, y él líder al mismo tiempo agregó: "El Oficial". Gritos y aplausos ensordecedores. Uno de los clásicos temas viejos de este grupo que caracteriza a los seguidores más antiguos. Y No te va Gustar que les daba el gusto de escucharlo una vez más en vivo, ahí cerca.

No sólo es un "clásico" entre los fanáticos de hace años, sino que por lo que significa, tiene un sentido diferente.
Esta canción cuenta algo muy triste que sucedió acá, en Buenos Aires. Floresta para ser más exacta. Fue en el 2001, hace nueve años ya. Recibió un nombre: "La Masacre de Floresta".
Tres chicos fueron asesinados en una estación de servicio de este barrio porteño por un ex policía que trabajaba como guardia de seguridad del local.
"No llegaban los tres a 26 y en el bar viendo a su país morir", canta Emiliano. Ninguno superaba los 25 años de edad y miraban en la tele imágenes de la crisis que atravesaba nuestro país en aquel momento, manifestantes que le pegaban a un policía, cuando uno de ellos expresó: "Por fin una vez le tocó a ellos". "Basta, gritó el chacal, el oficial y sin clemencia les disparó uno por uno", dice otra parte de este tema. Juan de Dios Velaztiqui gritó: "Basta!", sacó su arma sin que le importara nada y disparó contra Maximiliano Tasca, Cristian Gómez y Adrián Matassa causándoles la muerte. La canción sigue: "Y los arrastró a la calle de los pies". Se refiere a que el ex suboficial corrió los cuerpos e intentó hacer creer que había sido un robo. Por suerte no pudo y fue condenado a prisión perpetua.

"Una puteada, un facho, un demente,
el ritmo de las balas
sigue marcando el compás"



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